Modulya, a través de su novedoso sistema Moduss, pretende paliar en parte la problemática social del chabolismo por la falta de alojamiento para temporeros a la vez de la problemática económica que supone la falta de dicha mano de obra que puede inviabilizar muchas explotaciones agrícolas, todo ello se está evidenciado y potenciado por la crisis de la Covid-19.
Desde hace muchos años, el campo andaluz y concretamente las explotaciones agrícolas de la zona de Huelva, han visto como cada temporada los trabajadores que vienen desde países de Europa y países del Magreb encuentran verdaderas dificultades para conseguir una vivienda digna durante el periodo de trabajo que estará en nuestra comunidad, este inconveniente se ha hecho aún más patente con la aparición de la Covid-19, provocando nuevos y serios problemas entre las diferentes comunidades de trabajadores que conviven en esta zona geográfica.
El distanciamiento social, que nos impone la “nueva normalidad”, el pánico a ser contagiado que sufre la mayor parte de la población, el brutal descenso del alquiler de viviendas, unido a la negativa de muchos negocios hoteleros que tienen como política de empresa no admitir a trabajadores del campo, están provocando serios conflictos sociales, raciales y de convivencia en general entre las distintas comunidades y etnias que componen el variado mapa de la inmigración agrícola, sirva de muestra lo sucedido en éstos días en la provincia de Lérida, donde la constante negativa de las empresas hoteleras a alojar a los inmigrantes que trabajan en la recolección de frutales, ha provocado que más de 250 personas pernocten diariamente en las calles, entre portales, bancos, plazas y parques, arriesgando ostensiblemente sus vidas y poniendo al mismo tiempo en riesgo la de los vecinos de esos municipios. La intermediación del futbolista Keita Baldé, actual jugador del AS Mónaco y exazulgrana, alquilando un edificio para 90 temporeros, tratando de esa manera de ayudar a paliar el grave problema que se vive en las calles de Lérida nos da una visión muy preocupante de la situación que viven estas personas.
Todo esto, está provocando la aparición en algunos casos y reaparición en otros, de núcleos chabolistas, cercanos a las explotaciones agrícolas y a las poblaciones. La basura, la falta de higiene, la aparición de plagas y las pésimas condiciones de habitabilidad de los espacios destinados a viviendas, hacen necesaria la intervención URGENTE por parte de los empresarios del sector, de las administraciones locales y de la propia comunidad autónoma, ya que tanto la imagen como el lamentable estado de vida que tienen estos trabajadores, nos colocan en un lugar crítico ante la sociedad, ante los ojos de la Comunidad Europea y ante nosotros mismos por no hacer nada.
La Fundación Fecons lleva años tras este propósito, para el cual planteó en 2016 la Agenda de Erradicación del Chabolismo en Lepe como estrategia para la intervención, en la cual se realiza un concienzudo estudio sobre los asentamientos chabolistas presentes en la ciudad de Lepe y su T.M., coordinado por Dña. Mónica Montaño Garcés.
Modulya trabaja de la mano de la Fundación FECONS, para dar solución a este problema a través de la construcción de un complejo de Alojamientos “Villa Equidad”, para estos temporeros que malviven en chabolas y que las administraciones han ignorado sistemáticamente hasta el punto de no haber aprovechado las distintas subvenciones económicas y aportaciones técnicas que desde Europa se han brindado, dejando sin realizar los distintos proyectos que a priori estaban previstos para el alojamiento de inmigrantes temporeros.
Modulya ofrece a los empresarios agrícolas una solución rápida, digna, con un diseño actual y cumpliendo todos los requerimientos y parámetros básicos normativos de funcionalidad, seguridad, habitabilidad, recogidos en el CTE, con un firme compromiso con el medio ambiente como bandera. Ejecutados en entornos controlados y aislados de los núcleos de población, en las propias explotaciones agrícolas, con el fin de poder cumplir los requisitos que desde las distintas administraciones se impongan a los ciudadanos en post de controlar en lo posible los efectos de la pandemia, minimizando así el posible contagio, al propiciar el distanciamiento físico y el control en entorno seguro de esta comunidad de trabajadores temporeros de las poblaciones autóctonas. Todo ello en beneficio de la salud de los propios trabajadores, de la población autóctona y del empresario ya que un posible brote del virus entre trabajadores de la misma explotación puede dar al traste con la recolección.
Si analizamos el problema desde una perspectiva económica, lo que hoy parece ser un gran negocio sectorial en la provincia, puede en poco tiempo llegar a desaparecer, ya que la falta de mano de obra de trabajadores españoles obliga a tramitar la contratación de miles de trabajadores de otros países en origen, que cada vez más, exigen mejoras en las condiciones laborales y sociales que les ofrece la patronal agrícola para elegir este y no otro destino a la hora de realizar las diferentes labores del campo.
Si no se cubre esta demanda de alojamientos hará en un futuro muy cercano que gran parte de las explotaciones existentes y las nuevas que se están poniendo en marcha sean inviables.
Desde Modulya, se hace una propuesta fuerte, seria, viable y sobre todo necesaria para la solución de este problema, al mismo tiempo que la implantación del modelo que se presenta puede suponer además un revulsivo para la industria de la construcción con la creación de nuevas sinergias económicas que beneficien a toda la sociedad en los momentos de crisis que nos encontramos.